martes, 1 de diciembre de 2009

PRACTICUM DE CATALOGACIÓN, INVENTARIO Y TASACIÓN DE MOBILIARIO






La escasa sistematización de datos en el mercado nacional del anticuariado, motivada
por una tradicional dinámica de no contrastar la información de los objetos de arte, siembra entre el colectivo de compradores una duda razonada.
La solución inmediata pasa por dirigir un paquete de medidas controladas desde algún organismo oficial, que asesore en el uso uniforme de un modelo referencial de fichas de catalogación.

Esta solución, que podría pecar de simplista e incluso de utópica, lejos de ello ha sido aplicada en otros sectores del comercio convencional, consiguiendo unificar los criterios de ordenación de sus productos. Como nota disonante del mercado de antigüedades, aún subsiste un cierto descontrol técnico que, a simple vista, responde a dos motivos fundamentales: por un lado, el desconocimiento científico de la disciplina, y por otro, la deontología de un sector demasiado endogámico.

El objetivo de este escrito es concienciar de la necesidad de diálogo entre los diferentes agentes que intervienen en el estudio, la catalogación y la comercialización. En España, debido en parte a la juventud de las publicaciones académicas en esta materia, existe un aparente divorcio entre investigadores y anticuarios. Como se advierte en estas escuetas reflexiones, no hay ni siquiera una
tendencia de criterio para denominar a los distintos períodos, escuelas y tipologías. Quizás sea el momento de comenzar una nueva filosofía de mercado, donde los investigadores se incorporen al ámbito comercial en el desarrollo de sus funciones académicas, y donde los anticuarios abran sus puertas a todo tipo de público, al que sirvan con una información de mayor exactitud y rigor.

Desde el ámbito de las subastas, las fichas de catalogación parecen una necesidad innegable, porque el ritmo acelerado que impone un sistema de ventas apresurado e instantáneo predispone al sector hacia la desorganización. Sin embargo, la tecnología desarrollada en nuestros días facilitaría esta función a través de un sencillo pero concienzudo programa de almacenamiento de información que podría archivar cada pieza con precisión científica.

Como adelantamos, la catalogación es, a todos los efectos, el mecanismo básico de control de bienes. Con fines prácticos, conlleva reunir la máxima información de la colección procediendo, a través del inventario, a compilar el título, la técnica, las
medidas, la procedencia, la bibliografía, etc. De la misma forma, conservar fotografías de las obras se considera una fuente esencial de información para dirigir una investigación, incluso a nivel policial, y recuperar la obra en caso de ser sustraída. En la práctica, pocos son los coleccionistas que tienen consciencia de la utilidad de estas medidas; por lo tanto, sin documentos para identificar, se inducen grandes problemas para rescatarlas.

El primer planteamiento para ejercer una protección eficaz del patrimonio es el conocimiento del objeto. El instrumento operativo más acorde para conocer el patrimonio es el inventario: mecanismo que, a su vez, facilita la gestión y la tutela
de los propios bienes culturales. Los inventarios tendrían como misión la identificación, la descripción y la localización como paso previo a la protección y difusión. Por su parte, “los catálogos requieren un nivel más alto de conocimiento,
que lleva implícito la investigación, a partir de la previa labor de inventario. No obstante, tales precisiones no se han empleado siempre en la legislación española, que ha empleado indistintamente una u otra palabra, llevando incluso a confundir los distintos niveles de protección.”1

El modelo de catalogación que proponemos es una fusión entre los distintos sistemas de catalogación de museos e instituciones públicas, aunque disgregado y habilitado para la práctica comercial. Se trata de una sencilla cuadriculación de campos, tan específicos que la descripción resulte obvia e intuitiva.


Inventarios de mobiliario


Algunos países, como Francia y el Reino Unido, disponen de grandes bases de datos institucionales donde acceder a los fondos públicos de mobiliario. El Museo del Louvre, el
Musée des Arts Décoratifs y el Victoria and Albert Museum son ejemplos de disponibilidad a
nivel global y de concesión de información con fines investigadores o divulgativos. En nuestro
caso, esta carencia que debilitaba el estudio del mueble español se ha superado gracias a la publicación virtual de los fondos del Museo Nacional de Artes Decorativas en una de las mayores bases de datos de artes decorativas que existen en Europa. Este acontecimiento permitirá, tanto al profesional como al curioso, acceder a un estudio riguroso, desarrollado bajo el criterio experto de las máximas autoridades en la disciplina.


En el terreno catalográfico, la minuciosidad descriptiva de las fichas prueba una ingente labor de
investigación, consumada durante años, donde los profesionales del medio podremos finalmente
manejar un lenguaje técnico de difícil aprendizaje en los modelos actuales de enseñanza académica. Este avance singular se vincula al sistema museográfico DOMUS: modelo de catalogación e inventario en el ámbito institucional que permite aunar las directrices de información y seleccionar criterios de búsqueda unificada. En el futuro se prevé una Red Digital de Museos Españoles. Otras instituciones españolas fundamentales para el estudio del mueble son la Fundación Lázaro Galdiano, que dispone de un registro con posibilidad de consulta abierta, cuya base de datos se ha demostrado crucial para la investigación, o el Museu de les Arts Decoratives de Barcelona, a través de su base de datos de diseño industrial. Y por otro lado, no olvidamos el diccionario de Sofía R. Bernís, que se considera el tesauro más completo para la catalogación y el inventario de artes decorativas.2

Tasación de mobiliario


La tasación es un ejercicio de valoración económica a través de un método comparativo que
equivale al justiprecio en un mercado concreto. Para el ámbito cultural, la tasación propone un
valor exponencial de recorrido paralelo a las fluctuaciones de mercado. La cotización de una pieza se mide en parámetros que a veces resultan un tanto abstractos, por ejemplo: la repercusión del autor, el impacto estético o la adecuación estacional a la moda. Por ende, otras medidas de valoración que repercuten al ámbito económico tienen que ver con la mentalidad de cada contexto. Todas estas premisas han de formar el corpus que debe considerar el tasador, de ello se deduce que la especialización en estas disciplinas capacitan una mejor aproximación al valor exacto de mercado. Una barrera que obstaculiza la tasación de artes decorativas es la carencia de bases de datos especializadas en remates nacionales e internacionales. Del tema que nos ocupa, el mobiliario, no existe en España un coleccionismo especializado en la materia. En el ámbito internacional, el mueble español de época crece en las cotizaciones a medida que preconiza un gusto por el casticismo. La reacción del mercado internacional de arte frente a las piezas de este período es paradigmática: se prefiere el mueble puro de época al mueble que imita algún estilo
internacional. Al final, nos queda una conclusión clara, las instituciones ya han dado un paso muy
importante para la investigación, habilitando un sistema de acceso libre donde estudiar, fomentar e impulsar las artes decorativas, ahora ha llegado el turno del ámbito privado...
Teresa Navajas
Experta en Mercado del arte
Practicum de catalogación, inventario y tasación de mobiliario
BibliografÍa
• MORALES MARTÍNEZ, Alfredo José. Patrimonio históricoartístico.
Conservación de bienes culturales. Madrid, Historia 16
(1996), pág. 55.
• RODRÍGUEZ BERNIS, Sofía. Diccionario de mobiliario. Madrid,
Ministerio de Cultura, Subdirección General de Publicaciones,
Información y Documentación (2006).


ESTE ARTÍCULO ESTÁ PUBLICADO EN EL Nº 10 DE LA REVISTA ESTUDI DEL MOBLE, PUBLICADA POR LA ASOCIACIÓN DE ESTUDIO DEL MUEBLE

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