jueves, 23 de septiembre de 2010

¿QUIÉN TEME AL LOBO FEROZ?

Bien parece que los jóvenes artistas nacionales están mejor informados que nunca y que el uso de la red de redes acerca la obra de los grandes artistas a cualquier ciudadano que tenga a su alcance esta potente herramienta. Sin embargo, en mi opinión algunos artistas se parecen demasiado a los grandes maestros contemporáneos y no deja de extrañarme que este hecho pase desapercibido a los que eligen las obras para certámenes de bellas artes, festivales de fotografía etc. Creo que aún hay mucho por crear y que, tanto por tradición como por cantera, podemos llegar a planteamientos artísticos más originales.

Desde luego, éste no es el camino para consolidar el arte actual español y sobre todo, este tipo de selección aleja, confunde y disipa al ya escaso público interesado por el arte contemporáneo. La carrera del verdadero artista es un proceso duro y largo. Desafortunadamente, la imagen del artista bohemio de nuestros días se parece más a un James Dean que viste ropa de marca y vive con sus padres que a un trabajador Picasso. Pero en un pais donde nos dirige el ejecutivo peor preparado de la historia de la democracia y todos callamos, ¿quién puede temer al lobo feroz?




José Luis de la Parra


Hiroshi Sugimoto




Leticia Felgueroso


Rodney Graham

Arguiñe Escandón

Miguel Trillo

María Jesús Velasco


Candida Höfer
Rubén Morales


Adrian Tyler

Gabri Solera

William Eggleston
Pilar Pequeño


Toni Catany



2 comentarios:

  1. Con respecto a la idea que intenta transmitir el autor (anónimo) en ese texto, estoy más en desacuerdo que de acuerdo.

    Entiendo que todas las cosas a las cuales llamamos "nuevas" podríamos asociarlas a algo que ya existió con anterioridad y encontrar infinitas semejanzas. Todo el mundo tiene referentes, conscientes o inconscientes, en el momento de hacer, decir o crear cualquier cosa. Algo enriquecedor, supongo, es el conocerlos (lo que no significa otra cosa que conocerse a uno mismo).

    Acerca de las copias... Pues hombre, todos copiamos muchas cosas. Ya sean ideas, palabras, sonidos, formas de expresión, formas de vestir, formas de moverse, etc.
    Creo que es tan difícil ser uno mismo a cada instante que, a veces, hasta copiamos emociones.

    Creo que el arte trata de romper esa fachada, ese muro. Consiste en deshacerse del disfraz en el que tan fácil nos es vestirnos.

    Por experiencia (propia y ajena) sé que la copia consciente y meditada es un gran comienzo para empezar a desvestirse. Y dado que no es solo una capa la que nos recubre, el proceso artístico evoluciona, dejando tras de sí (plasmados en lo que llamamos arte) los escombros de lo que fue ese muro que nos impedía ser nosotros y que nos vieran como nosotros.

    En lo que sí coincido con el autor de ese texto, es en que no entiendo cómo algunos críticos, comisarios y galerístas, prefieren exhibir (o dar prioridad) a trabajos artísticos de autores que aún no se hayan desecho ni de su primer disfraz o, peor aún, que siquiera se hayan dado cuenta de que están disfrazados ante el mundo. (Quiero aclarar que yo me encuentro dentro de este grupo).

    Nota: Aquél, que capa tras capa, siga copiando... Pues entonces supongo que su naturaleza será la de copión. jajja.

    ResponderEliminar
  2. ¡PERO CUÁNTA RAZÓN TIENE EL AUTOR DE ESTE POST. Estoy totalmemte de acuerdo.

    ResponderEliminar