martes, 9 de junio de 2009

Entrevista Publicada en Arteinformado

Lola Garrido, coleccionista: Se equivocan las galerías españolas al no bajar sus precios


Lola Garrido

El coleccionismo de fotografía en España está íntimamente ligado a la figura de Lola Garrido. Coleccionista, comisaria, crítica y autoridad en el mercado del arte, Lola Garrido tiene las ideas claras acerca de la inestable situación por la que atraviesa en estos momentos el comercio del arte fuera y dentro de nuestro país. Teresa Navajas, colaboradora de ARTEINFORMADO, ha entrevistado a la activa coleccionista, siempre inmersa en infinitud de proyectos.

ARTEINFORMADO (A.I.): A través de tu experiencia como coleccionista y experta en mercado, tendrás una sólida opinión acerca del perfil del coleccionista de grandes piezas, ¿en qué situación se encuentra actualmente?

Lola Garrido (L.G.): Hoy día el coleccionista puro no existe: se ha transformado en un coleccionista mediático. En su mayor parte, son personajes con un altísimo poder económico, que persiguen el reconocimiento social a través de su colección, llegando incluso, en contadas ocasiones, a regenerar una dudosa reputación gracias a la propia colección. En este sentido, se ha convertido en una actividad hiper-rentable. De todos conocidos es el caso de Román Abramóvich: de oligarca del petróleo a mecenas de un movimiento de arte contemporáneo en Rusia. En definitiva, coleccionar a este nivel otorga esplendor y hace tranquilizar las conciencias.

Resulta, a todas luces, evidente que el factor económico influye poderosamente en el coleccionismo. A este respecto soy de la opinión que sólo se pueden coleccionar grandes autores teniendo acceso a las mejores piezas. En menores dosis, existe un coleccionismo de menores pretensiones pero, sin temor a dudas, es imposible que exista un buen coleccionista sin adicción al arte y sin vicio de atesorar lo más selecto.

Por mi experiencia, los grandes no sólo quieren exponer sus colecciones en los más importantes museos y centros de arte, sino que la mayoría son patronos de estas entidades, las cuáles se muestran complacientes en mostrar las colecciones de personajes muy reconocidos. En España, algunos coleccionistas no quieren exponer sus colecciones pero persiguen venderlas a las Administraciones Públicas.

A.I.: A veces este modelo resulta ventajoso para la sociedad, por ejemplo: el caso de la Fundación Helga de Alvear en Cáceres será una oportunidad única de acceder a una de las más completas colecciones de arte contemporáneo.

L.G.: En efecto, la colección de Helga de Alvear es tan espléndida y ella es una galerista tan importante que se puede permitir hacer una donación sin pedir nada a cambio. En mi opinión es un ejercicio de una generosidad pasmosa y además me parece un punto de referencia que el gobierno extremeño llegue a un acuerdo para tener una gran colección y no construya directamente un edificio con fines de crear un museo vacío. Este modelo ha proliferado en España durante las últimas décadas y a la larga sólo ha conseguido crear una colección de museos.

Desde mi punto de vista, se ha adquirido obra sólo de artistas que estaban en el candelero de forma circunstancial y por tanto, han caído por su propio peso. Aunque, por desgracia, han caído incluso los clásicos. Estuve en enero en Nueva York y visité la galería Gagosian donde exponían una excepcional muestra de Hiroshi Sugimoto titulada "7 nights/ 7 days". Pregunté -por pura curiosidad- los precios y rondaban los 420.000 ?, al día siguiente pedían 370.000 ? y bajando...

En este sentido, las galerías españolas no son muy proclives a rebajar el precio de sus obras porque creen que los coleccionistas se enfadan si ven menguar la cotización de sus piezas. En mi opinión, esta postura no es del todo acertada porque si una obra baja de estimación, no necesariamente significa una devaluación total en la cotización del artista. A veces, sólo son obras distintas. Sin embargo, estoy convencida de que es necesario que exista un movimiento rápido, porque si no se quedan sin vender y si un artista no vende, no puede trabajar; una galería que no vende, no puede producir y si no puede producir el trabajo pierde calidad. Además, el artista se hace haciendo.

A.I.: De todas formas, en términos generales en el mercado español no proliferan las galerías que producen a sus artistas. Sólo un grupo muy reducido se pueden permitir financiar y promocionarlos en el mercado internacional. ¿En qué términos defines el mercado español?

L.G.: En primer lugar, el mercado español no existe. En el panorama internacional ocupa sólo un 0?7% del global -y probablemente esté disminuyendo-. Como afirmas, sólo 4 ó 5 galerías pueden permitirse preparar con seriedad sus exposiciones: producir la obra, editar un catálogo o representar a los artistas en ferias. El proceso es carísimo. El resto vive de ilusiones y sueños que sólo llevan a la utopía. Aquí siempre hemos vivido con la creencia de que el arte es algo exclusivo de gente que se emociona. Sin embargo, el arte no sirve para curar, sirve para enfermar, para provocarte situaciones.

A.I.: En este sentido, creo que para algunos potenciales coleccionistas la figura del asesor es esencial para poder crear una colección con criterio, ¿qué opinión te merece esta figura?

L.G.: En principio creo que hay que dejarse asesorar en un primer momento, luego si te involucras terminas sabiendo qué quieres y qué es lo mejor para tu colección. Por otro lado, existe la creencia de que los asesores, los llamados "art advisers", son los únicos que se enteran, y no es así. Además, las grandes colecciones son autobiográficas y si te dejas asesorar terminarás teniendo a los 40 principales y será una colección falsa. Por Teresa Navajas - ARTEINFORMADO

1 comentario:

  1. Quien se equivoca en algo muy elemental es Lola Garrido. Sin artistas no existirían ni coleccionistas, ni galerías de arte, ni centros de arte... Así que cuando Lola Garrido dice que las galerías españolas son muy proclives a rebajar el precio de "sus" obras... en realidad se refiere a las obras de los artistas, que son los que según sus criterios suben o bajan "sus" precios. No hace falta que nos sigan ninguneando sin ningún disimulo. En el caso de las galerías sería más propio hablar de "sus" porcentajes, con los que nos están diciendo que la comercialización de una obra de arte es igual o superior a su creación.
    Ya que cultura viene de agricultura -de cultivarse-, podemos decir que a los artistas nos pasa como a los agricultores, y ya sabemos lo que sucede con el precio de las patatas desde que se sacan de la tierra hasta que llegan al supermercado.

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